Ya es Domingo de Ramos. Apenas quedan unas cuantas horas para iniciar nuestra Semana Santa, si bien en otros lugares hace ya un día que han comenzado las procesiones.
Comienzan ahora los nervios, los preparativos: válvulas engrasadas, pistones lubricados y en perfecto funcionamiento, parches tensos en su justa medida, palillos preparados, correajes y zapatos relucientes, uniformes esperando ya fuera de los armarios y toda una noche antes del momento del estreno.
Porque cada año es un estreno, cada año es diferente por muchos años que lleves en esto, cada año es un reto, una motivación,... cada año se toma con nervios como si fuese el primero pero con la intensidad como si fuera el último.
En mi caso este año tiene su especial motivación, tiene sus propios estrenos, tiene visos de ser un comienzo y una esperanza de no ser un final, porque este año pongo por primera vez en la calle 3 de mis obras, 3 de mis joyas, 3 de mis "pequeñas" que un día se independizaron de mi mente para hacerse pentagramas y que si ya en Cuaresma volaron libres en la voz de los instrumentos, ya fuera en sus estrenos o en los correspondientes ensayos, ahora es el turno de que suenen para donde están pensadas: en la calle. Que suenen tras los pasos a los que las formaciones que las interpretan acompañen en esta Semana de Pasión, que pongan música acompasada a los latidos de los hombres de abajo que ponen pies al Señor, que sean banda sonora de la Pasión, Muerte y Resurrección por los rincones de Andalucía donde suenen,...
Una de ellas ya se ha podido disfrutar en la calle, tras Él, tras uno de sus pasos y más concretamente en Sevilla donde me dieron la oportunidad de poder intepretar mi propia obra en compañía de los compañeros músicos de Peñaflor tras el paso del Señor de Consuelo y Esperanza.
La otra, fue la lluvia la que nos restó horas en la calle y nos impidió a mí y a mis compañeros músicos de mi Agrupación Musical Santo Sepulcro poderla lanzar al Cielo palmeño tras el Cristo de la Agonía, dejando pendiente este estreno para hoy Domingo de Ramos, si el tiempo, Dios quiera, lo permite.
Y finalmente la última de ellas sonará en la tarde del Jueves Santo entre sonidos de muñidor y marchas fúnebres acompasando las tenues notas de la música de capilla al silencio de la Expiración del Hijo de Dios hecho hombre con la barroca torre de la Asunción y la Magdalena como privilegiados testigos.
Que el tiempo nos respete y disfrutemos todos de una Semana Santa llena de Pasión y Música.
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